Por Rodrigo Manuel Bogado Orué

El sector arrocero en nuestro país atravesó por serias dificultades durante la última década. Con nociva naturalidad, los productores aprendieron a convivir con uno de los peores enemigos del campo: la incertidumbre. De hecho, hoy se mantienen de pie sólo quienes tuvieron el coraje de redoblar la apuesta, dando valor agregado a los granos mediante el proceso de industrialización, realizando cuantiosas inversiones. A todos ellos va el presente anuncio: ¡hay buenas noticias!

En Julio de 2022, a cinco meses de haberse iniciado la guerra entre Rusia y Ucrania, ambos países firmaron en Estambul, bajo la tutela de Turquía y la ONU, un acuerdo de exportación de granos desde los puertos ucranianos hacia África, Europa y Asia. Este pacto permitió transportar cerca de 40 millones de toneladas de granos, evitando una catástrofe alimenticia. Luego de un año de la firma de este acuerdo, Rusia anunció su suspensión, poniendo en jaque a varios países con millones de habitantes que sufren de hambre. Los ataques de Rusia a los puertos ucranianos no se hicieron esperar. Como consecuencia inmediata, se incrementaron los precios del maíz y trigo.

En forma casi simultánea, el gobierno de India decretó la prohibición de las exportaciones de arroz no basmati como una medida para detener la inflación. Ya el año pasado se había adoptado una medida similar, prohibiendo la exportación de arroz partido. Hasta el año 2022, India era el mayor exportador de arroz del mundo, participando del 40% del comercio mundial, por lo que esta decisión provocó un importante vacío en el mercado global.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) informó recientemente que el precio de los productos alimenticios, como arroz y aceite vegetal, aumentó a nivel mundial. Efectivamente, las industrias nacionales comenzaron a concretar negocios a precios muy por encima de lo común, principalmente con empresas de Brasil. Vale recordar que el vecino país compra arroz paraguayo para consumir internamente, exportando su arroz a otros mercados.

El precio del arroz blanco supera actualmente los 650 $/ton. Sí, leyó bien. 650 $/ton. Desde septiembre de 2011 que no sucedía algo similar. Mejor aún, la expectativa es que los precios se mantengan en estos niveles durante las próximas dos campañas. De ser así, los arroceros experimentarían el tan ansiado repunte, teniendo la inmejorable posibilidad de cerrar la brecha financiera que hace un tiempo atrás parecía imposible.

Olvidando algunas experiencias del pasado, el momento es muy oportuno para que los bancos locales vuelvan a brindar su apoyo a este sector, mediante el otorgamiento de créditos para financiar la producción, acopio e industrialización de arroz en cáscara. No hay mucho secreto. Para obtener mejores resultados se debe ampliar el volumen de operaciones. Los costos se diluyen al hacer economía de escala. Sin duda, disponer de líneas de crédito con bancos de plaza se constituye en uno de los factores clave de éxito.

Por el bien de nuestra economía y el bienestar de las familias paraguayas ligadas directa o indirectamente al sector arrocero, que Dios bendiga con alta productividad la superficie de 170 mil hectáreas a ser sembradas durante la presente campaña. ¡Qué la producción de arroz en Paraguay sea abundante!

Rodrigo Manuel Bogado Orué es socio de AgroTeam S.A., consultora financiera especializada en el agro.